
1. No planear:
Cuando te decides a iniciar un negocio, las primeras preguntas que debes hacerte, por más básicas que parezcan son: ¿Cuál es mi competencia?, ¿cómo está mi mercado?, no contestar y analizar estas preguntas te llevan a un gran error, entrarás prácticamente a ciegas en un mercado donde no sabes que encontrarás y si tienes un problema no sabrás como solucionarlo. Las respuestas a estas preguntas, deben ser la base y la manera en que vas a actuar, ¿con qué precio entrarás al mercado?, ¿qué estrategias utilizarás?, antes de invertir y comprar el mejor consejo que yo te puede dar es: “siéntate con una hoja en blanco y un lapicero, escribe lo que quieres hacer, a donde quieres llegar, imagina tu negocio en una perspectiva positiva y negativa, que necesitas, que quiere tu cliente, que vas a vender u ofrecer y cómo vas a hacer esto” ; querido lector a esto se le llama “planear” y es un arma que debes utilizar.
2. Rendirse:
El mundo de un emprendedor está ligado a los obstáculos, siempre existirán piedras en el camino que intentarán hacerte perder el rumbo, ya sea la situación del país o tu competencia o las mismas personas que te rodean, la clave está en no desfallecer al primer tropiezo sino levantarte con más ánimo y seguir adelante, el éxito de tu empresa depende del tiempo, de tu dedicación y tu capacidad de aceptar los errores, corregirlos y aprender de ellos. En mi experiencia no conozco a una persona que no haya hecho sacrificios para lograr el éxito, pero si conozco muchas que lamentablemente se han rendido y han frustrado sus sueños ante el primer problema que se les presentó.
3. No ser diferente:
En un mercado con una gran cantidad de alternativas para el cliente, es un error hacer lo mismo que los demás, ofrecer lo mismo, trabajar al mismo estilo y tratar de comunicar como ellos lo hacen. Una persona se olvidará rápidamente de tu marca si no le ofreciste algo distinto, esta persona no te diferenciará de tu competencia porque sencillamente eres lo mismo que ella, tendrás clientes insatisfechos y vivirás en un mercado sin tener una buena participación en él. Desde el precio hasta tus valores agregados deben marcar la diferencia, allá afuera el cliente está buscando productos y servicios diferentes, que se acoplen más a sus necesidades e interpreten su manera de pensar y hasta su estilo de vida. ¿debes sacrificar cosas para ser diferente?, ¡claro que sí! Pero es algo que tu cliente valorará y seguramente ganarás un espacio inicialmente en su cabeza y después en su corazón, vale la pena hacer el sacrificio y demostrar que tus productos o servicios son los mejores ¿por qué? Porque haces más, porque analizas a tu cliente y le ofreces lo que necesita, ¡no importa si esto vale más! Lo que importa es que él se sienta identificado y totalmente satisfecho.
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